Julieta.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Puede que hayamos acabado con el pasado, pero él no ha acabado con nosotros.

El rímel paseaba por sus mejillas como de costumbre, sus labios cortados se escondían bajo ese pintalabios rosa artificial y cubría su cabello bajo un gorro de invierno. Caminaba lentamente, parecía no estar segura de si en realidad quería llegar a su destino. A veces se detenía en algún detalle que le llamaba la atención de lo que se encontraba en el camino. No sonreía. Al final tras bajar por unas rocas llegó a un acantilado que se encontraba junto al mar. Se sentó en el suelo con las piernas colgando, le parecía tan bello aquel instante. Abrió una maleta y de ella sacó puñados de cartas, sin leer, todas escritas para él. Las esparció por el suelo, había más de trescientas. No quiso abrir ninguna, simplemente se encendió un cigarro mientras miraba el mar chocar contra las rocas. Cogió una carta, la levantó, la acercó al vacío y la dejó ir, libre de sentimiento… Y así una por una. Esperó hasta que se hundieron por completo, pensando, que sus recuerdos se hundirían  junto a ellas.

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